domingo, 24 de junio de 2012

De sentimientos impuros


Es difícil describir los sentimientos que no son tan puros: la tristeza, el amor o el odio son sentimientos solemnes y fácilmente identificables así trasciendan los límites de unos con otros. Por su parte, la indignación, o el sentimiento que nace como método de protección cuando una señal nos dice que algo está mal, es tan difícil, que lo es hasta encontrar una palabra que pueda definirlo. Es rabia, pero también es impotencia, es el nudo en la garganta elevado cien veces, mil, que produce una especie de enceguecimiento y en muchos casos las ganas proporcionalmente ligadas al sentimiento de seguir haciéndolo, pero esta vez con la premisa de que cuando sea el tiempo, por fin sea justamente reconocido como bueno.

Septiembre, 2011. 

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