domingo, 19 de febrero de 2012

De cómo un personaje llegó a ser el maestro y el autor su aprendiz

"Ciegos. El aprendiz pensó: "estamos ciegos", y se sentó a escribir el Ensayo sobre la ceguera para recordar a sus lectores que usamos perversamente la razón cuando humillamos la vida, que la dignidad del ser humano es insultada todos los días por los poderosos de nuestro mundo, que la mentira universal ocupó el lugar de las verdades plurales, que el hombre dejó de respetarse a sí mismo cuando dejo dejó el respeto que debía a su semejante. Después el aprendiz, intentando exorcizar a los monstruos engendrados por la ceguera de la razón, se puso a escribir la más simple de todas las historias: una persona que busca a otra persona solo porque ha comprendido que la vida no tiene nada más importante que hallar a un ser humano. El libro se llama Todos los nombres. No escritos, todos nuestros nombres están allí. Los nombres de los vivos y los hombres de los muertos."

José Saramago, Discurso del premio Nobel 1998. 

2 comentarios:

  1. Del libro que tienes sólo me he leido esté discurso y el de Gabo. Me gusto mucho este en particular, porque relata las actitudes y sentimientos de un ser humano en diferentes epocas, parte de actos simples, pero tan simbolicos y complejos de entender como cuando el abuelo de José se despide de cada arbol antes de morir.

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    1. No soy muy fan de Saramago, pero el discurso es exquisito. La imagen del abuelo despidiéndose de cada árbol es sublime.

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